Castro está en el corazón de la isla de Chiloé y es su ciudad más importante. Destaca por sus pintorescas calles, sus palafitos a orillas del mar y una emblemática iglesia de alerce en su Plaza de Armas. Esta identidad tradicional se mezcla con los toques de modernidad y aires cosmopolitas que le ha dado el convertirse en un destino muy solicitado, con hoteles de lujo y restaurantes gourmet. Aunque es un destino en sí mismo, también es un excelente lugar base para recorrer Chiloé. El archipiélago de Chiloé (la isla grande más 40 otras que la rodean) es una extensa zona lluviosa y de vegetación densa que siguió un curso histórico diferente al resto de Chile —incluyendo mestizaje entre españoles y huilliches—, lo que hizo desarrollara su propia identidad. Su cultura pesquera, su peculiar arquitectura de madera, su cocina de productos del mar (y de una enorme variedad de papas) y una rica mitología son parte de su riqueza cultural. Castro tiene 41 mil habitantes; Chiloé, 170 mil.
Frente a la Plaza de Armas está la Iglesia San Francisco, entre las más icónicas de las iglesias de Chiloé, que tienen su propia escuela arquitectónica y fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. De estilo neogótico, fue diseñada por el arquitecto italiano Eduardo Provasoli y construida con maderas de cipreses, alerces y coigües, todos árboles nativos. Sus dos campanarios de 40 metros de altura solían guiar a los barcos que llegaban hasta Castro.
A dos cuadras está el Museo Regional de Castro, un pequeño museo que cuenta la historia de la isla desde la llegada de los habitantes cazadores recolectores hasta el presente. Tiene también dramáticas fotografías de cómo el terremoto del 60 afectó a la ciudad. Por su parte, el Museo de Arte Moderno Chiloé (MAM Chiloé) se ubica en los terrenos del Parque Municipal de Castro, en una antigua casa de madera. Muestra arte contemporáneo chileno y el lugar, ubicado en una ladera, tiene una bella vista a la ciudad.
Los palafitos, coloridas casas de madera cuyos pilares están total o parcialmente en el agua, típicas de Chiloé, se concentran en la ciudad a orillas del fiordo de Castro. Estas viviendas nacieron en el siglo XIX de la mano de los pescadores locales y son un buen ejemplo de la personalidad propia que tiene la isla. Este estilo es replicado hoy por cabañas y hoteles boutique en Chiloé.
El Mercado Municipal de Castro ofrece los productos frescos de la zona —también de carácter diferente al resto de Chile— y en sus cocinerías se puede apreciar de forma más informal la idiosincrática gastronomía chilota, que fusiona elementos de cocina indígena y española. La preparación estrella es el curanto, un cocimiento de mariscos y otros productos que en la ciudad se prepara en ollas, pero en el campo se hace mediante piedras calientes en un hoyo en la tierra.
Delimitado por el oeste por el Océano Pacífico y por el oeste por la Cordillera de la Costa, el Parque Nacional Chiloé (a 60 km de Castro)es uno de los destinos más destacados de la isla. Este extenso parque recibe la mayoría de visitas por el lado sur, cerca del pequeño pueblo de Cucao. Allí se está bien localizado para disfrutar de la belleza lacustre del parque o bien acceder a excursiones más desafiantes, con el fiero Océano Pacífico y sus dunas como parte del paisaje.
Muchos pueblos están cerca de Castro. Uno de los más pintorescos es Dalcahue (28 km), un pequeño puerto frente a muchas islas. Allí están tres de las 16 iglesias declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Dalcahue, la Iglesia de San Juan y la Iglesia de Tenaún. En la comuna de Dalcahue está el Aeródromo Mocopulli, que se inauguró en 2012 y conectó finalmente por el aire la isla con Chile.
Frente y muy cerca de Dalcahue está la Isla de Quinchao, a la que se llega en transbordador o bote. Allí están Curaco de Vélez, un pueblo que encanta por su tranquilidad y casas de madera, y Achao. Este último es visitado entre otras cosas por su iglesia, Santa María de Loreto, la única sobreviviente de la primera misión de los jesuitas en Chiloé, y por su museo dedicado a los chonos, el pueblo nómade que habitó aquí en tiempos precolombinos.
Ancud (82 km). Ciudad en el extremo norte de la isla.
Quellón (85) km). Ciudad en el extremo sur de la isla.
Parque Tantauco (110 km). Parque privado rico en biodiversidad con más de 130 km de senderos.
El Festival Costumbrista Chilote de Castro es la mayor fiesta en su tipo de Chiloé y con una tradición de 40 años. Se realiza en el Parque Municipal de Castro. El festival celebra la identidad chilota con gastronomía (incluyendo curanto en hoyo), números musicales y espacios educativos.
Pasee por el borde costero del centro, por las calles Lillo y Pedro Montt.
Pregunte por curanto hoyo, de sabor muy diferente al que se hace en olla.
Las iglesias Patrimonio de la Humanidad de Chiloé. Las 16 están cerca de Castro.
Los aviones llegan al Aeródromo Mocopulli (PMC), en Dalcahue, a 20 km de Castro. Desde Santiago el vuelo dura 1 hora 50 minutos. Por tierra se llega desde la Ruta 5, con los vehículos debiendo subirse a un transbordador para acceder a la isla. Un bus desde Santiago demora 17 horas a Castro.
Todo el año.
Temperaturas promedio: abril (15°/ 9°), julio (10° / 5°), octubre (13° / 7°), enero (18° / 11°).
El centro de las ciudad es caminable. Para distancias más largas funcionan colectivos, microbuses, taxis y Uber.
Para artesanía, Mercado Artesanal Los Palafitos. Para tiendas de cadena, Mall Paseo Chiloé.
